miércoles, 25 de marzo de 2009

Culto a la Virgen de los Dolores,Estatutos de la Cofradia

La imagen actual de la Virgen de los Dolores no pasa a ser
titular de la Hermandad del Santo Entierro hasta 1974, año
en que deja de salir en procesión el Viernes de Dolores.
De hecho en el Reglamento de 1949 no aparece recogido ningún
capítulo referente al culto a la Virgen.

Es en los nuevos y vigentes estatutos de 1995 donde se define
por primera vez la titularidad de la Hermandad como “Cofradía
de Jesús Yacente y Nuestra Sra. de los Dolores y Soledad”.





El primer lugar donde aparece la obligación de dar culto a la
Virgen de los Dolores es en los propios fines de la Cofradía.
Textualmente se dice: “... se propone como fines principales:
formar humana y cristianamente a sus cofrades por medio de
ejercicios de piedad espirituales y corporales, de la
instrucción, de la plegaria y las obras de penitencia y
misericordia; tratar de que la espiritualidad, como estilo
de vida, presida todas las actividades; manifestar públicamente
su fe, de acuerdo con las normas de la Iglesia Diocesana”.
Es decir, explícitamente está recogida la obligación de
impregnar del Espíritu de Dios todo lo que hagamos y ello no
es posible si no lo buscamos a través de la oración y la
comunicación con el Señor y la intercesión de la Virgen, como
tampoco lo es el manifestar nuestra fe procesionando nuestras
imágenes, sin antes habernos dirigido a ellas en actos de culto,
en la celebración cristiana de los sacramentos, especialmente
de la Penitencia y Eucaristía; y manifestando nuestro cariño
con expresiones distintas de amor, hacia Jesús y María.






En los deberes del cofrade también aparece el precepto de
participar en los actos generales de la Cofradía, en los
que se incluye lógicamente los de culto a nuestras imágenes
titulares. Esto es importante entenderlo bien: ser cofrade
no es algo que viene impuesto, es una opción que se escoge
libremente, como forma concreta de profesar y practicar la
fe cristiana que se tiene. Por tanto, acudir a los actos de
culto a Jesús Yacente y a la Virgen de los Dolores no tiene
que ser un deber, sino una necesidad que el cofrade tiene,
para alimentarse y crecer en esa fe cristiana.
Cuando se describen la vida y actividades de la Cofradía se
dice: “aspira a ser durante todo el año un lugar de educación
en la fe, de celebración de la misma, de caridad y comunicación
de bienes y de testimonio de Jesucristo en el mundo”. Es decir,
las actividades programadas deben girar entorno a esta filosofía
de vida, que se puede resumir en estos cuatros conceptos:
formación cristiana, oración y acercamiento a Jesucristo y a la
Virgen, caridad y misión. Decimos popularmente que “el roce hace
el cariño”, y se puede aplicar también a nuestra relación con la
Virgen: nuestro amor por Ella se hará más grande cuanto más nos
acerquemos en acto de oración.





Concretamente los estatutos hablan
de dos celebraciones esenciales en Tiempo de Cuaresma: la Fiesta
en honor a Ntra. Sra. de los Dolores y Soledad el viernes anterior
al Domingo de Ramos, que actualmente se ha pasado al 15 de
septiembre por ser este el día litúrgicamente propio de nuestra
imagen titular, y el tradicional Septenario desde siete días antes
del viernes anterior al Domingo de Ramos. Además se contempla la
posibilidad de organizar otros actos formativos de espiritualidad
como lo son charlas y conferencias o la participación activa en
la comunidad.

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