miércoles, 25 de marzo de 2009

El Origen de una devoción de siglos

Es a mediados del siglo XIX, cuando desaparecida la cofradía titular, se hace cargo
de estaprocesión Francisco Mengíbar Mesa, el segundo mayor propietario de la villa
después del Marqués, adquiriendo la urna de madera y cristal. Tras su muerte pasa el
título a su yerno,Eugenio Fresneda, casado con su hija María Severina Mengíbar, que
lo mantuvieron hasta que lo cedieron a sus hijos Miguel y Emilia Fresneda Mengíbar,
cuyos títulos de mayordomos hereditarios, por concesión episcopal, los mantuvieron
hasta el año 1949 en que fueron designados los herederos presidentes honorarios.





Precisamente del año 1915 se conserva un curioso documento redactado por el entonces
teniente coronel Miguel Fresneda y por su hermana Emilia,
en el que dicen “que vienen sosteniendo los cultos y procesión que desde tiempo
inmemorial sus antepasados consagraron al Santo Sepulcro de N. Sr. En la tarde del
Viernes Santo. Cultos que se proponen continuar mientras les dure la vida, ya por
interpretar así fielmente la voluntad de sus difuntos padres, ya también inpulsados
por su propia devoción y creyendo ha de influir poderosamente en el ánimo de sus hijos
a continuar tan piadosa carga”.





En 1925 se crea oficialmente la Hermandad del Santo Entierro, siendo su
mayordomo o presidente el general Miguel Fresneda, uniéndose ese mismo año a la
Cofradía de Ntro Padre Jesús Nazareno, constituyendo la Hermandad de Cofradías
Mancomunadas, siendo presentados sus estatutos al Obispado el 22 de Junio de 1925,
los cuales son aprobados el 1 de julio de ese año, renovándose los mismos el 21
de enero de 1930.
Con la desaparición de la imagen del Cristo de la Expiración el 20 de
mayo de 1937, se reinicia en 1943 la andadura de esta procesión, adquiriendo la
familia Fresneda una pequeña imagen de escayola de Jesús Yacente, que procesiona
diez años sin cofradía, hasta que el 14 de junio de 1949 se reorganiza la Hermandad
del Santo Entierro, redactándose sus estatutos, que fueron aprobados el 20 de julio
de ese mismo año, adquiriéndose una nueva imagen, que es bendecida el 4 de abril
de 1953 por el párroco de la Asunción, Antonio Cuadros, obra del escultor ubetense
Manuel Trillo.





Fueron nombrados Hermanos Mayores Honorarios la Parroquia de
La Asunción y el Ilustrísimo Ayuntamiento de la ciudad.

Los cofrades del Santo Entierro, deseosos de tener Dolorosa propia, adquieren
en un comercio de artículos religiosos de Granada, en 1962, la imagen en talla de
una Dolorosa que ponen bajo la advocación de la primitiva, Nuestra Señora del Mayor
Dolor y Traspaso, que ante la negativa del párroco de su bendición, por la falta de
los permisos oportunos para su adquisición, tuvo que ser devuelta, teniendo que
seguir la cofradía procesionando la imagen de Nuestra Señora de los Dolores
y Soledad, costumbre que se sigue en la actualidad.
El 15 de marzo de 1964 el párroco de la Asunción, Manuel Agudo Gimena,
bendice la nueva imagen de Jesús Yacente, obra del insigne escultor sevillano
don Sebastián Santos Rojas, joya de la imaginería andaluza.






También en el transcurso
de esta ceremonia fue bendecido su trono en estilo barroco tallado sobre madera de
embero procedente de Guinea y realizado en los talleres Galdurienses de
Pedro Mengíbar Latorre, verdadera obra de arte “digna del Cristo” afirmó el escultor
al ver el paso. La anterior imagen de Jesús Yacente se venera en la parroquia de
Albanchez de Mágina, y la anterior de escayola se veneró hasta 1989 en la Capilla
de Ánimas de la Asunción, estando en la actualidad en un domicilio particular.





Tiene su sede canónica en la Parroquia de La Asunción y capilla
propia (segunda de la derecha de la nave central) con un bonito retablo en piedra
realizado en 1991 en “Mármoles Úbeda” con diseño de Manuel Vargas Gámez, autor del
diseño de la urna en que se guarda todo el año dicha Imagen, que fue realizada por
Pedro Mengíbar.

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